lunes, 18 de agosto de 2014

A propósito de Gómez Canle: el original y su copia


El jueves pasado, en Artes Combinadas, Verlichak y Gómez Canle hablaron de la obra “Tres Torres (fantasma, cripta y cuerpo)”, que integró la muestra “Aizenberg y amigos” (2012, con Erica Bohm, Estanislao Florido, Sergio Avello, y el propio Aizenberg) curada por Verlichak en Fundación Proa, como parte del ciclo del Espacio Contemporáneo. Remake de una de las torres de Roberto Aizenberg, salvo que en esta pintura la torre se ha fugado dejando a su fantasma en el paisaje despojado. A su lado la puerta con silueta de torre “aizenberguiana” encierra su secreto detrás de una clave formal, esta es la cripta. La columna, la tercera torre, extiende el campo gravitatorio y es el cuerpo, el monolito, el guardián.




A propósito, reproducimos una nota sobre Gómez Canle que escribió Verlichak para la revista "Noticias" en el 2012

El original y su copia

Gómez Canle exhibió en la calle y en la galería dos versiones de “Ventana”, un instante de paz y misterio.

La cautivante obra de Max Gómez Canle (Buenos Aires, 1972) participa en paralelo de cinco muestras, sin contar con la que acaba de concluir, “Rigor y estructura”, en el Fondo Nacional de las Artes. Mientras que la reproducción de “Ventana” cubre la fachada del Edificio del Plata y su original se encuentra en la galería Ruth Benzacar, el artista tiene una individual en Galería Casa Triángulo de San Pablo y exhibe en la colectiva “Argentina hoy”, en la sede del Centro Cultural Banco do Brasil en Río de Janeiro, y en “Vamos” en la galería Nueveochenta de Bogotá.


Gómez Canle está feliz porque el original y la copia de su pintura “Ventana” están en simultáneo a la vista del público. El óleo original, exhibido dentro de la lograda muestra “Talismán” curada por Sonia Becce, mide 33 x 67 cm. y su duplicado, impreso sobre la lona vinílica microperforada (conocida como Mesh), alcanza los 34 metros de alto por 88 metros de ancho, y como tal forma parte del proyecto Arte en el Plata, iniciativa de los Ministerios de Cultura y de Espacio Público de la Ciudad y de la Fundación Banco Ciudad.

Insoslayable -la intervención en el edificio ocupa 2.990 metros2-, la imagen irrumpe en el paisaje urbano invitando a los contempladores, transeúntes apurados y automovilistas agitados, a asomarse a un instante de tranquilidad y misterio. En “Ventana”, Gómez Canle vuelve a utilizar diversas formas del marco recortado, a la manera de los Madi, para componer un paisaje que incluye magníficos y perturbadores cielos y formaciones rocosas o montañas -recurrentes en su silenciosa obra-, quizá dramáticas, definitivamente neorrománticas.

El artista acude a la historia del arte y a imágenes del universo digital para su trabajo: pintura, objetos, videos. Meticuloso, apela a antiguos conocimientos del oficio para hacer “buena pintura”, que suele trabajar en pequeño y mediano formato. En sus imaginarias y bellas vistas concurren la fervorosa dedicación con la que pinta al óleo y la penetrante atmósfera que crea citando desde Caspar David Friedrich a Roberto Aizemberg, el imprescindible maestro argentino. “No es algo premeditado, muchísimas veces encuentro similitudes y paralelos entre mi trabajo o formas de trabajar y los suyos, en otras ocasiones (que suelen verse como homenajes) quiero o necesito continuar, o reelaborar desde mi subjetividad, temas o búsquedas suyas. Trabajo decididamente y sin ocultamientos apoyado en mis antepasados, y mi amor y concordancia con las obras de Aizenberg es muy fuerte, tal vez preponderante, ojala pertenezcamos a un mismo linaje que yo podría remontar en la historia del arte”, dice Gómez Canle, que va por buen camino.