martes, 27 de mayo de 2014

Las horas (acerca de la Bienal de Montevideo)

Tras el éxito de la I Bienal de Montevideo (2012), con curaduría general de Alfons Hug y visitada por más de 55.000 personas, la Fundación Bienal de Montevideo y Fundación Banco República anunciaron la II Bienal de Montevideo bajo el título: “500 Años de Futuro”.

Alfons Hugs, curador general de la II Bienal de Montevideo
Es de imaginar que los organizadores están más que satisfechos con Alfons Hug, a quien han vuelto a nombrar como curador general de la Bienal. ¿Será que, además de sus talentos como crítico, el curador alemán residente en Brasil cumple los plazos y no se sale del presupuesto?
En su presentación, Hugs dijo que “la Bienal pone a Uruguay nuevamente en el centro de la atención; un país que fue un faro de la modernidad a comienzos del siglo XX, que luego pasó un poco a segundo plano y que ahora da señas de un resurgimiento y una revalorización de su identidad”.

La nueva edición de la Bienal contará con la participación de más de 50 artistas de los cinco continentes y 10 uruguayos que expondrán sus obras en el Gran hall de la sede central del Banco República, el Anexo de la calle Zabala, Atarazana, la Iglesia San Francisco, el Museo de Artes Decorativas y el Museo de Arte Precolombino e Indígena (M.A.P.I.).

La Bienal 2014, con Santiago Tavella como co-curador se realizará en Montevideo, entre el 25 de setiembre y el 25 de noviembre de 2014.

A continuación ponemos la reseña de Verlichak de la I Bienal en revista ArtNexus N° 88.

I Bienal de Montevideo

El perfume de Pepe

Con un recorrido accesible y gratificante, la primera edición de la Bienal de Montevideo estimula la curiosidad y despierta admiración por la sensibilidad de sus obras, su inteligente concepción y sutil diseño expositivo. Los trabajos de “El Gran Sur”, con curaduría general de Alfons Hug (Alemania) junto a las co curadoras Paz Guevara (Chile) y Patricia Bentancur (Uruguay), exhiben sus relaciones con el contexto y su posibilidad de transformación, presentan la concurrencia de condiciones objetivas y la capacidad de invención artística.

“Nuestro norte es el Sur…No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés”, sostuvo el maestro del constructivismo Joaquín Torres-García, al invertir el mapa de América latina en un ya legendario dibujo. En la misma vena, otro célebre uruguayo, el popular escritor Mario Benedetti, proclamó que “el Sur también existe”. Precisamente, el curador señala que en esta muestra “el tema es el Sur y su relación con el resto del mundo. Según la procedencia de los artistas -del hemisferio sur o norte, del oriente u occidente- las obras ofrecerán diversas lecturas del Sur. Algunas se orientarán por categorías geográficas, como por ejemplo los grandiosos paisajes del Sur, mientras otras incorporarán los aspectos políticos y sociales. Algunas explorarán el Sur como territorio real, otras como alegoría y proyección metafórica”.

U de Uruguay

Capital de Uruguay, Montevideo es una atractiva y, a veces melancólica, ciudad aún a escala humana en la que viven casi la mitad de los habitantes de este país de cerca de 3.5 millones de personas. Su casco antiguo no fue tan arrasado por la especulación edilicia (como en la vecina orilla de Buenos Aires) y por tanto ostenta magníficos edificios conservados, recuperados. Es precisamente en el barrio Ciudad Vieja, cerca del puerto, donde se encuentran las cuatro locaciones de la Bienal y la mayor parte de las glorias edilicias.

La muestra de arte contemporáneo internacional reúne a más de 50 artistas de todo el mundo y es impulsada por Fundación Bienal de Montevideo. Y, tal como apunta su curador, “pone a Uruguay nuevamente en el centro de la atención. Se trata de un país que fue un faro de la modernidad a comienzos del siglo XX…”. Uruguay por estos días se distingue también por ser un país previsible, con seguridad jurídica y con cuasi pleno empleo (con sólo 6% de desocupación), que tiene un presidente austero -cuya figura se agranda, especialmente si se la compara con algunos de sus dispendiosos colegas del continente-, tal como lo subrayó el talentoso Martín Sastre (Uruguay, 1976) en el entrañable trabajo que presentó aquí.

Sastre, que vive y trabaja en Madrid, estuvo en Montevideo el día de la inauguración de la Bienal, donde se proyectó “U from Uruguay”, un video con la idea de “la esencia” de José Mújica, un perfume del presidente de la República al que todos le dicen, familiarmente, Pepe. “Empecé a trabajar sobre los conceptos de lujo y pobreza. Se dice que el nuestro es el presidente más pobre, pero dona el 90% de su sueldo, así que es un hombre que da y, el que da, es rico. Dar es un lujo y es un lujo tener un presidente así”, sostuvo el artista. Su proyecto, a la manera de un detectivesco corto publicitario de impecable factura que promueve una fragancia -objeto suntuario si los hay-, consiste en que, en efecto, se manufacture un perfume con esencias naturales de las flores que cultiva el presidente Mújica para crear un fondo para sostener la creación de los artistas del país. Poderosa y repleta de humor, la pieza que lo muestra al “Pepe” en su pequeñita finca en las afueras de Montevideo, corrió como reguero de pólvora por las redes sociales segundos después de ser exhibida en estreno.
“U from Urugu” de Martín Sastre

Inusitado escenario

La del presidente pobre y rico no es la única fricción que plantea la muestra. La sede principal de la Bienal es el imponente edificio del Banco República Oriental del Uruguay (BROU), que resguarda gran parte de la historia del país. Con columnas de mármol y granito y espectacular bóveda de casi 40 metros, el grandioso Gran Hall de Casa Central del BROU alberga por lo menos a la mitad de los artistas. La inusitada libertad expresiva de la que goza el arte contemporáneo permite hacer arte con cualquier cosa y mostrarlo en cualquier lado, eficazmente como en esta Bienal.

De modo que, con sus instalaciones bancarias ya en desuso, la nada ortodoxa sede fue utilizada brillantemente por algunos artistas. Precisamente, en “U from Uruguay” Sastre filma vistas del tesoro, enigmáticos pasillos y mostradores, cajas del Banco. Contra la corriente de espectacularidad que envolvió al arte contemporáneo durante los últimos años, y que es el tono de esta Bienal, Olmo Blanco (España, 1982) realizó “Dibujo sobre polvo”, un instalación con polvillo del lugar, que recogió y volcó sobre un soberbio mostrador de mármol, trazando refinadas abstracciones que remiten a antiguas culturas, fijadas con rociador con agua; simple y elegante. El colectivo Traspuesto de un Estudio para un Retrato Común (Uruguay) suele realizar expediciones para concretar sus obras. Para ésta, su sexta exploración, investigaron en el pueblo de Tambores, localidad uruguaya donde viven 1700 personas. El resultado es “Tambores”, una instalación con audio, video e impresiones, desplegadas como hojas a punto de volar (así dispuestas en las “jaulas” de las históricas cajas bancarias), junto a un viejo televisor y auriculares. Son dibujos de la flora, fauna y ciudadanía de Tambores y sonidos del lugar, donde el viento hace el mismo ruido que esos instrumentos musicales.

Otro artista que no se hizo el distraído con el significado del lugar es Luca Vitone (Italia, 1964). El artista, tomando en cuenta la centralidad de una empresa financiera en la comunidad, interviene 10 series de billetes uruguayos de distintas denominaciones y épocas, incorporando nuevas imágenes y textos utópicos a los mismos. El público puede recoger y llevarse los billetes de “Il sole dell'avvenire” (El sol del futuro), que se hallan junto a una hiedra que crece y se enreda en las ventanillas de las antiguas cajas. ¿Verde dólar? No, el verde es el de la esperanza dice el artista, “la hiedra tal como el pensamiento utópico sigue una búsqueda constante e inconformista”. Por su parte, Jorge Satorre (México, 1979) desempolvó retratos de los 42 directores del Banco para realizar pinturas que muestran fragmentos de los rostros, torsos, manos, provocando nuevas lecturas y recreando microhistorias, con la ayuda de un psicoanalista y una semióloga uruguayos que colaboraron en el análisis de los “42 retratos parciales de los presidentes de un banco” y cuyos dichos quedaron anotados en los mismos.

El gabinete de las máquinas del Capital” instalación de Mark Dion
Mark Dion (EE.UU., 1961) se internó en los depósitos de la institución -que por ley no puede deshacerse de nada- y como un arqueólogo busco huellas y rescató decenas de muebles y objetos para su magnífica instalación “El gabinete de las máquinas del Capital”; sumó incluso un retazo de la historia personal de un anónimo empleado a través de una piedra rescatada del pozo de un ascensor que decía “José X. trabajó aquí, 1930”.

En ese Gran Hall hay muchas obras más, entre las que sobresalen las maravillosas fotos de Guy Tillim (Sudáfrica, 1962) que debaten acerca de la naturaleza de la fotografía, como testigo, como postal pintoresca, como momento que ya no es. Allí también se ubica el inmenso collage Pop de Juan Burgos (Uruguay, 1963), el jardín de El Anatsui (Ghana, 1944), “Tiled Flower Garden”, 2012, creado con tapitas de aluminio y alambre de cobre y las certeras líneas que bailan, “Arte con una carga simbólica en si misma”, 2012, dibujadas a mano alzada sobre el muro del Banco por Ricardo Lanzarini (Uruguay, 1963).

Plegarias ofrecidas

Más que amigable, la Bienal está repartida en cuatro locaciones vecinas entre sí. Así, a tan sólo cien metros de la sede principal, el Edificio Atarazana, antiguo Apostadero Naval, aloja trabajos que cuentan bellas, terribles y contradictorias historias de piratas y del río color de león. El Río de la Plata, que parece mar acá en la orilla oriental y es barroso del lado de enfrente, es un espacio cultural común repleto de significaciones para uruguayos y argentinos, hermanos rioplatenses.

El entusiasmo por la poesía de las obras se prolonga en el Anexo Zabala del BROU (enfrente), donde los curadores ubicaron a la mayor parte de los videos. Tecnología fácil de viajar, a Alfons Hug le gustan los videos. Esta vez vinieron desde China, Alemania, Inglaterra, Italia, pero también desde Perú, Cuba, Brasil, y más. Así, las paredes del Anexo estás tapizadas de videos que conviven mejor de lo que se pudiera pensar; se destacan las obras de Darren Almond (Inglaterra, 1971), con un solitario protagonista enfrentando en el Ártico el viento, la nieve y la noche para ir hacia donde nadie había llegado antes, y las del colectivo chileno Niles Atallah, Cristóbal León &Joaquín Cociña, con el video-animación experimental Lucía. Lida Abdul (Afganistán, 1973) vuelve a su poética casi surreal en la edición del video “Vendedores de ladrillos de Kabul”, 2006, mostrando a niños vendiendo bloques y piedras que recogen en las ruinas, escenificando el ciclo de destrucción del país iniciado por la invasión de la Unión Soviética en los años ’70 y que aún no ha cesado; la pieza de sobrecogedora atmósfera posee imágenes y problemáticas tangibles.

Entre los recovecos de la arquitectura del Anexo, hay una serie de espacios bien delimitados donde se exhiben videos que precisan silencio total, porque el texto es un ingrediente primordial. El video “El Contrapunto (del Arte)”, 2010, es el registro de una payada entre cantores chilenos de Valparaíso, concebido por Humberto Vélez (Panamá, 1965) como una performance para el V Congreso Internacional de la Lengua Española, cuyos textos fueron modificados sobre la marcha a causa del último terremoto en Chile. En el video “Luna con dormilones”, 2012, Pablo Uribe (Uruguay, 1962) trabaja con inteligencia la historia del arte. Un reconocido meteorólogo uruguayo recita frente a cámara lo que aparece como el estado del tiempo; prontamente se percibe que realiza una detallada descripción de la pintura de José Cúneo, “Luna con dormilones”. En el subsuelo, dos instalaciones maravillan por su sencillez aparente y por su profundidad conceptual, Mientras que el objeto con espejos y luces de Kitty Krauss (Alemania, 1976) genera infinitos reflejos que remiten al universo de Borges, la instalación “Salón fumador” de Eduardo Basualdo (Argentina, 1977), con pared de vidrio y una bombita de luz en movimiento, amenaza con un eminente estallido (que no ocurre).

“Campo de Color”, instalación con cuencos con especias de Sonia Falcone
En diagonal al BROU, la Iglesia San Francisco de Asís exhibe dos únicas, logradas y conmovedoras obras que aparecen como una plegaria laica, emotiva e inolvidable. En la nave central, Sonia Falcone (Bolivia, 1965) presenta “Campo de Color”, instalación con cuencos con especias que parecen ofrendas, junto al susurro de la instalación sonora de Paulo Vivacqua (Brasil, 1971), que brota de las columnas del templo en vías de restauración.
Como en toda Bienal, más allá de la fecha inaugural donde se suceden las performances como la de Marina De Caro (Argentina, 1961), fabricando papel de azarosas texturas y colores con diarios, agua y pigmentos batidos en una licuadora, ésta también tiene un programa de conferencias, como la de Mark Dion, y de performances callejeras como la de Christian Jankowski (Alemania, 1968). El carismático artista y músico Dani Umpi (Uruguay, 1974) volvió a destacarse con su convincente espectáculo “Dani Umpi Piano”, 2012, en el que recita acompañado por el pianista uruguayo Álvaro Sánchez.
V.V.