lunes, 12 de mayo de 2014

Fabián Burgos. Formas alteradas

En su visita a Artes Combinadas, Elena Oliveras anticipó la muestra “Instante eterno” de Fabián Burgos en MACBA, recién inaugurada.

Verlichak recordó la intervención del artista con una gigantografía, en la fachada del llamado Edificio del Plata, ex Mercado del Plata, inaugurado en 1962. En octubre de 2008 Burgos instaló “Velocidad”.

Artes Combinadas - Fabián Burgos









Fragmento de un texto de Verlichak para una muestra en Alejandra Von Hartz (Miami, 2007).

Inundada de una sutil musicalidad, la vibrante obra de Fabián Burgos (Buenos Aires, 1962) ofrece gozosas sensaciones y silenciosas emociones. Las piezas de esta exhibición –“Conferencia de prensa”, de igual título que una de sus pinturas– tienen al concepto de transformación como operación central, ocultando las ideas que las originan y trabajando entre los límites de la subjetividad y la realidad.

Trampas para el ojo en estas abstracciones geométricas con relaciones ópticas, que confirman la persistencia de la pintura, juegan con la ilusión y desafían la percepción del espectador. Repeticiones de formas y sombras de colores en representaciones que plantean interrogantes sobre las maneras de mirar y debaten acerca de la dinámica misma del lenguaje pictórico.

(…) El artista, que comienza a exhibir en 1985, paciente e insistentemente pinta al óleo con exquisita precisión grandes telas que no pretenden imponer un significado exacto y que, entre otras cosas, también parten del legítimo deseo de profundizar el libre juego de formas y colores.

Desde el comienzo, Burgos tiene un discurso polifónico. Pinta mirando a las vanguardias europeas de principios del siglo XX e incluye en su mirada a los artistas de la modernidad latinoamericana, algunas de cuyas obras prefiguran lo que luego, en los Estados Unidos, se dio en llamar minimalismo.

(…) Es inútil buscar una única filiación en la música de las líneas, estructuras y colores de las pinturas de Burgos. En la tradición de la abstracción geométrica, pero sin aspiraciones utópicas, el artista vuelve sobre las imágenes planteadas al despuntar el siglo pasado, la gran novedad del arte moderno. El artista ve subjetivamente a Blinky Palermo, Jesús Soto, Raoul de Keyser, pero también acude a representaciones que se originan en el romance entre arte y ciencia (…), donde las bandas y estructuras parecen bailar y las formas se trastornan, desplazándose, poniendo a prueba la capacidad de percepción. V.V.