lunes, 6 de octubre de 2014

Ruth Benzacar: Estar en la avanzada (1983-1988)

Por Victoria Verlichak



Ruth Benzacar se halla preparada para un cambio. Sabe que, como galerista, no está en el mercado para satisfacer una necesidad básica y que precisa tesón, pericia y la visión de un economista, junto al respaldo de un inversionista, que busca y encuentra. Es el empujón necesario para comenzar a caminar por una desafiante senda de gratificación y discusión cultural, equilibrio y dificultad financiera.

De este modo, casi en coincidencia con las elecciones en el país, el 10 de octubre de 1983, Ruth Benzacar inaugura el espacioso subsuelo debajo de la Plaza San Martín, en el cruce de Florida y Avenida Santa Fe, que actualmente habita la galería homónima. Tal como titula la prensa, Ruth es “(…) una mujer que se atreve a modificar la geografía de Buenos Aires. Florida tendrá su número mil en un ingenioso espacio cultural”. [1]


La muestra inaugural es casi de museo: El Anti-Rinoceronte. Periódico Martín Fierro: Las primeras vanguardias, con el Grupo Martín Fierro: Colectiva: Aquiles Badi, Héctor Basaldúa, Antonio Berni, Norah Borges, Horacio Butler, Víctor Cúnsolo, Pablo Curatella Manes, Juan Del Prete, Pedro Figari, Ramón Gómez Cornet, Alfredo Guttero, Emilio Pettoruti, Lino Enea Spilimbergo, Alejandro Xul Solar, Alberto Prebisch. La exposición, que reconoce y celebra a las vanguardias, es toda una declaración de principios; la galería Ruth Benzacar también aspira a estar en la avanzada del arte.


La auspiciosa apertura de la galería anticipa la renovación cultural que se produce con el restablecimiento de la democracia; casi de inmediato el mundo de la cultura toma nota que éste no es un lugar como cualquier otro. Pero, Ruth no olvida el objetivo principal de su tarea que se traduce en juntar la producción artística -pinturas, esculturas y objetos, dibujos, fotografías, vídeos, arte digital- con el capital; trata de reunir a los artistas con los coleccionistas.

La galerista disemina la pasión por su trabajo, por la cultura de su tiempo, y apuesta a artistas consagrados y novísimos. La lista de los que participan en estos años en sus muestras individuales y colectivas, en la sede de la galería, incluye a un grupo grande de artistas [2] que, mayormente, son activos jugadores de la escena artística actual.

Pero, Ruth quiere ir y va un poco más allá y no sólo se circunscribe a la presentación de arte o de libros que giran en torno al arte como “El estupor del arte”[3] de Carlos Espartaco o “Del pop-art a la nueva imagen”[4] de Jorge Glusberg (con muestras colectivas del mismo nombre). Los momentos de efervescencia cultural, con la expansión también de las editoriales y del periodismo, del cine y del teatro, se viven en su galería tanto como en su casa, constituidas en sitios de cruce de artistas, críticos, periodistas, actores, celebridades, coleccionistas y empresarios.

Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, Jacobo Timerman y Marcos Aguinis, Nacha Guevara y Graciela Borges, Boy Olmi y Cecilia Roth, Cipe Lincowsky y Eduardo Bergara Leuman, Nelly Arrieta de Blaquier y Amalia Lacroze de Fortabat, Julio Werthein y María Luisa Bemberg, Barbara Duncan y Nancy Kissinger, Angel Kalenberg y Pierre Restany, Waldo Rasmussen y Juan Acha, son algunas de las centenares de personalidades que acuden a las citas de Ruth. Siempre plurales e interesantes, las reuniones se encuentran salpimentadas por la presencia de críticos locales e internacionales.

Entre las muestras que buscan establecer y recuperar la historia se encuentran las dedicadas a La nueva figuración con Ernesto Deira, Jorge de la Vega, Luis F. Noé, Rómulo Macció (1986), al Homenaje a Aldo Paparella (1987), al Grupo Cayc (1988), junto a las individuales de Juan Battle Planas (1985), Juan Pablo Renzi (1988), Antonio Berni (1986, 1988), entre otras que confirman a Enio Iommi, Alejandro Puente, Víctor Grippo, Luis F. Benedit, Juan Carlos Distéfano, y afirman a Liliana Porter, Alejandro Kuropatwa, y a tantos más.

Ruth sueña con grandes colecciones privadas -ya que sabe que no puede revertir la crónica escasez de fondos públicos para engrosar el patrimonio artístico de las instituciones- porque reconoce que, en cierta forma, el coleccionista es el motor del avance artístico de un país. Hace escuela entre los nuevos coleccionistas con un simple credo. Cree sinceramente que el arte “es una de las formas de conocimiento humano más enriquecedoras”.

Ella, que nunca deja de estar conectada con lo que sucede en el campo social y cultural, reclama a sus interlocutores el mismo compromiso que intenta transmitirles. Muchos aprenden junto a ella a ver el arte actual, a conocer a los artistas y a jugarse con entusiasmo y sin especular. En su vida no hay milagros, sino trabajo arduo. Algunas respuestas tardan en llegar. Sufre más de una decepción (con artistas, críticos, colegas y coleccionistas), pero jamás se rinde.

Igualmente, Ruth suele estar cerca de las personas que frecuenta, con las que trabaja. Se interesa por sus vidas y quehaceres. Quienes no la conocen bien creen que simplemente hace relaciones públicas, pero en realidad Ruth “privatiza los vínculos” y se interesa genuinamente por los demás.

Con el correr del tiempo trasciende su quehacer específico y es una competente operadora cultural que incursiona, primero tímidamente, en el ámbito internacional. Así, Benzacar decide integrar la delegación de empresarios que viajan en 1987 a Roma y a Milán, junto al presidente Raúl Alfonsín, que visita el Vaticano y es recibida por Juan Pablo II.



[1] Sin firma, “Ruth Benzacar, una mujer que se atreve a modificar la geografía de Buenos Aires. Florida tendrá su número mil en un ingenioso espacio cultural”, Tiempo Argentino, Buenos Aires, 19/10/83.


[2] Eduardo Audivert, Libero Badii, Enrique Barilari, Jacques Bedel, Silvina Benguria, José Cáceres, Américo Castilla, Horacio Cóppola, José De Monte, Roberto Elía, Omar Estela, Mercedes Esteves, Ricardo Garabito, Santiago García Sáenz, Nicolás García Uriburu, María Juana Heras Velasco, Alberto Heredia, Lotty Inchauspe, Enrique Jezik, Jorge Kleiman, Kenneth Kemble, Pablo Larreta, Cintia Levis, Jorge Macchi, Leopoldo Maler, Vicente Marotta, Florencio Méndez Casariego, Gabriel Messil, Jorge Michel, Marta Minujín, Marie Orensanz, Lucía Pacenza, Juan Paparella, Duilio Pierri, Federico Peralta Ramos, Felipe Pino, Rogelio Polesello, Alfredo Portillos, Alfredo Prior, Benito Quinquela Martín, Armando Rearte, Pablo Reinoso, Emilio Renart, Humberto Rivas, Josefina Robirosa, Osvaldo Romberg, Pedro Roth, Miguel Rothschild, Guillermo Roux, Marcia Schvartz, Antonio Seguí, Carlos Silva, Oscar Smoje, Eduardo Stupía, Clorindo Testa, Ileana Vegezzi, entre otros.

[3] Carlos Espartaco, El estupor del arte, Ediciones de Arte Gaglianone, Buenos Aires, 1984.

[4] Jorge Glusberg, Del pop-art a la nueva imagen, Ediciones de Arte Gaglianone, Buenos Aires, 1985.