viernes, 12 de septiembre de 2014

Martha Peluffo: Tus pies no pisarán más la tierra




Apasionada, Martha Peluffo es una artista con una notable producción que merece una nueva e interesada mirada. Su muerte antes de cumplir los cincuenta años silencia una floreciente trayectoria artística y corta una vida coloreada por sus amores, que le traen tanto fulgores como dolores. Unos años antes del final, la artista borronea, melancólica, un poema en el que añora volar “libre y móvil”, sabiéndose desprovista de “poder” e intuyéndose sin retorno. “Cuando des el salto / volarás / y tus pies no pisarán más la tierra (…) / de agresión y de sufrimiento”, deja escrito en letra pareja y tensa, quizá pensando en la muerte, y retomando el tema del “vuelo”, metáfora central de una provocativa serie de dibujos y pinturas.

Aun cuando comienza a ser conocida a partir de la segunda mitad de la década del cincuenta, saltando entonces inusualmente a la esfera pública, y desarrolla una trayectoria profesional de casi treinta años, ella y su trabajo han quedado identificados en el imaginario de cierto público principalmente con los años sesenta, porque su protagonismo fue entonces tan excepcional como su tarea. En efecto, su figura puede ser comprendida como un emergente de esos años, quizá también porque su vida es igualmente utópica y neorromántica, tal como suele ser caracterizada esa década.

Es en esos años, cuando se visualiza una extrema creatividad y volatilidad en el arte contemporáneo argentino y se expresan acelerados y continuos cambios de paradigmas artísticos, filosóficos y sociales también en el mundo, Peluffo comienza a autorretratarse. ¿Son autorretratos? Su intención no era celebrar su propia belleza. Audaz y decidida, transforma su rostro y su figura en vehículo y territorio de una profunda exploración subjetiva, antes que en un vano ejercicio narcisista.

Sujeto de su arte, es una actriz circunstancial y poeta inédita que, por su atractivo aspecto físico, bien podía triunfar como modelo publicitaria o de alta costura. Se pinta furiosa y espléndidamente en diferentes tonalidades, en medio de grandes planos de color o flotando en el agua, en distintas poses y expresiones, desde varios ángulos: desnuda, vestida, de frente, de espalda, con el rostro en primer plano, duplicando o multiplicando su cara y su figura en una misma tela. 



Antes de vincularse con ese estilo de aparente realismo de su serie de logrados autorretratos –exagerados e irónicos para las pinturas y entrañables e irreales para los dibujos– y de una colección de imágenes de celebridades, Peluffo transita por la abstracción y sus distintos “ismos”, que comienza a mostrar en 1952. Sus pinturas revelan “(…) las distintas etapas de una única explosión dramática y cantante, de la cual se desprenden los fragmentos de un universo mental en constante recomposición” (Julio Llinás, Catálogo Martha Peluffo, Galería Pizarro, Buenos Aires, 1958).

Las obras de Peluffo tienen como hilo conductor su obsesión por el espacio en tensión con la investigación de la práctica pictórica. Una vez más, los rótulos –que ella detesta porque cree que los cambios formales en su trabajo son búsquedas expresivas– no describen lo invariable en su actitud y su obra: la honestidad, el talento y el refinado oficio, capaces de atravesar sus momentos artísticos y sus cambiantes circunstancias existenciales.

Gana premios, realiza decenas de muestras individuales y colectivas junto a otros connotados artistas; exhibe ampliamente también en el exterior. La dilatada bibliografía existente da cuenta de su luminosa presencia de tres décadas en el escenario artístico, pero no detalla su trayectoria, que merece ser registrada.

Las siguientes señas de su vida entregada al arte y muchas huellas de sus obras –algunas perdidas y otras en colecciones de distintos países– actualizan su inscripción en la historia del arte de la Argentina, en la intención de superar esa “constante en el arte argentino que indica que, si no queda nada para vender, el artista desaparece” (Pedro Roth, artista y fotógrafo, con más de sesenta años de presencia en el medio artístico local; entrevista con la autora, Buenos Aires, 2006).


Victoria Verlichak